Los CHURROS son el desayuno o merienda típico en las cafeterías o en las casas. Es tradición comerlos untados en una taza de chocolate caliente o un café. Suele ser el almuerzo del domingo para muchos.
Los churros son muy simples de hacer y, una vez fritos se conservan durante unos días aunque siempre están más buenos si son acabados de hacer. Existe otra variante, que son las porras, son más anchas y sin estrías.
Es muy sencillo prepararlos, mancharemos un poco, mucho las primeras veces, posiblemente, es cuestión de práctica 😉
Ingredientes:
• 1 vaso de harina
• 1/2 vaso de leche
• 1/2 vaso de agua
• 1 clara de huevo
• un poco de sal
• abundante aceite
• azúcar para espolvorear
Preparación:
Se echa en una olla el agua, la leche y una pizca de sal. Se hierve hasta que el líquido suba. Se añade entonces la harina removiendo fuerte para que no se apelote ni se pegue al cazo.
Se separa del fuego y se añade la clara para que la masa quede más fina. Se trabaja durante aproximadamente 10 minutos, hasta obtener una masa espesa y pegajosa. En el caso de quedar demasiado densa, se echa un poco más de agua para aclararla un poco sin que llegue a quedar líquida. La masa es pegajosa, cuando no se pegue a tus manos, es que ya está lista. La dejamos reposar unos minutos antes de empezar a freir. Cuando la masa este fina y sin grumos está lista para meterla en la manga pastelera o churrera.
Preparamos la freidora para que el aceite esté a la temperatura deseada.
Cuando el aceite está hirviendo se va poniendo, con mucho cuidado, la masa en sentido espiral empezando por el centro de la freidora.
Cuando la masa ya esté doradita se les da la vuelta y se fríen unos segundos más. A continuación, se retiran los churros ya fritos del aceite, y se dejan escurrir sobre papel de cocina, para que no queden muy aceitosos. Con unas tijeras se cortan en trozos y finalmente se espolvorean con azúcar.
Se sirven bien calientes, espolvoreados de azúcar glas y acompañados por un café con leche o por un chocolate caliente, los más golosos.
Truquillos:
1. La temperatura del agua es importante, ya que admitirá más o menos harina según sea.
2. No recomendamos añadir levadura, ya que entonces quedan demasiado hinchados y toman mucho aceite, haciéndolos que sean más indigestos.
3. El aceite debe estar muy limpio. No debemos usar aceite de haber frito pescado, carne o vegetales, ya que tomarían sabor. Recomendamos aceite de girasol o aceite de oliva suave.
4. El aceite debe estar a suficiente temperatura (180-200º máximo). Con la freidora es más fácil de controlar.
Si te decides a freirlos en sartén, para calcular la temperatura, deja caer un poquito de masa y comprueba que se dora adecuadamente. Si estuviera demasiado caliente se nos quemarían. Si la temperatura es muy baja, la masa se empaparía de aceite.

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